Por Roberto Veras.-
En un llamado país democrático, nuestras expectativas deben ser, aquellos a quienes elegimos y nos representan, y hacerlo con el mayor grado de empatía genuina, de manera ética, manteniendo la integridad absoluta y poniendo el bien común por delante y no poniendo el bien de manera personal.
Desafortunadamente, con frecuencia, estos funcionarios electos no logran proceder de esa manera y, por lo tanto, no merecen ni se ganan nuestra fe.
A menudo parece que cuanto más necesitamos que estas personas hagan su trabajo, por el bien común, de una manera relevante y sostenible, más nos decepcionan.
En estas elecciones del 5 de julio, en lugar de promesas sin sentido, o en busca de los peores instintos de los demás, necesitamos funcionarios que comprendan y aprovechen las tendencias, y que procedan de manera reflexiva y oportuna.
Un candidato fiel evita las tentaciones de buscar una solución rápida, cuando es necesaria y una solución relevante y sostenible y lo que es más importante, evitan hacer promesas que no van a cumplir, sino que se centran en la formas para llevar sus conceptos e ideas a una realidad.
Antes de ir a votar fíjese en el candidato y vea cómo articula su mensaje, y si motiva e inspira de una manera positiva y productiva, asegúrese de que las aspiraciones del candidato son basadas en el bien común, y si su política beneficia la mayoría, en lugar de sus principales partidarios, si es así, entonces está en frente de un buen candidato.
Si nuestros candidatos mantuvieran una imaginación relevante, para ver las cosas como deberían ser, en lugar de simplemente buscar más de lo mismo, la vieja guardia estuviéramos en un mundo mejor.
Aquellos que buscan ayudar al bien común, se centran en la curación y la unificación, y hacen lo que sea para lograr este objetivo, es imprescindible proceder, con una combinación de sentido común y la voluntad de utilizar los componentes lógicos y emocionales, en un equilibrio de cabeza y corazón.
No estaríamos mejor atendidos si nuestros funcionarios electos obtuvieran nuestra fe, no por su retórica y promesas vanas, sino por sus acciones e intenciones.
Cuando el electorado dominicano avance de una manera más comprometida, y exija más, la probabilidad de obtener un mejor servicio es mayor. Cabe destacar que los más calificados a menudo no son los elegidos.
Dejemos de quejarnos de los funcionarios electos pasados y analicemos nuestro sistema político futuro “Observa cómo votamos y comprenderá la raíz del problema que tenemos”